Cuando lo vi fue como si el cuerpo se me calentara de la alegría, me reí un poco de su cabeza rapada pero después sólo me reía de lo contenta que estaba. Hacía meses que no sabía de él, hacía mucho más que no veía su rostro, y cuando lo vi... me extrañaba un poco su no tener cabello pero aún me resultaba el hombre más guapo, así que copie la pantalla de la computadora y me mande aquella foto, que desde entonces... sólo he mirado un par de veces por cierta razón...
Aquél día, cuando me vi hablando con él creí por un instante que había elegido el camino correcto, pero dos minutos después la vida se encargo de mostrarme que le había vendido mi alma al diablo. La razón: estaba con Carmen.
Juan se fue en abril, y durante un mes más o menos tuve noticias de él frecuentes: me llamaba una o dos veces a la semana un par de horas, hasta que se le terminaba la tarjeta de prepago. Poco a poco las llamadas se fueron haciendo menos hasta que dejaron de existir y entonces me quede sola, o al menos así lo sentí.
Seguía con Berenice, es verdad, cuando Juan se fue yo guardaba una relación con los dos que ambos conocían de antemano. Quizás esa fue la razón por la que Juan no quería o no podía definir su relación conmigo. En aquél entonces estaba tan enamorada de ambos que necesitaba estar con los dos, pero cada uno me quería para sí mismo. Así que cuando Juan se fue Berenice creyó que lo había logrado, que yo estaba sólo para ella, pero las llamadas de Juan y mi ánimo por ellas le reventaron la nube y comenzamos a reclamarnos todo, todo lo que habíamos hecho dentro de nuestra relación bilateral, hasta que llegamos a la violencia.
Yo jamás acepte mis errores con Berenice, pensaba que yo todo lo había dado y ella me engaño sin más ni más, pero el único y más grave error que cometí, y que de hecho definiría mi relación con ella, fue que si bien la amaba y que si bien me encantaba su personalidad tan dulce había comenzado mi relación con ella en una urgencia de entregarle a alguien lo que no había podido darle a Juan y en una urgencia porque alguien me amara como él no podía hacerlo. De ese modo, aunque di cosas bellas y me esforcé por la relación todo se construyó sobre la base de que Berenice tenía que cumplirme todas las expectativas que había tenido con Juan... Berenice tenía que ser Juan al menos en mi corazón. Pero igual cuando Juan regreso a mi vida yo no podía aceptar eso, había hecho tantos planes con Berenice que quería cumplirlos, ya no sé si por deber, por culpa, por amor o por confusión, por eso cuando las llamadas de Juan cesaron me sentí un tanto aliviada e intente levantar mi relacipn con Berenice: pero no se puede levantar nada con malas bases, sabes? Como levantar una relación basada en el amor por alguien más?
Así que naturalmente mi relación con Berenice se fue desmoronando, aunque claro... yo tampoco podía aceptar eso. En mi cabeza sólo rondaba una idea: quiero que esto acabe, quiero que esto acabe, pensando en la situación de violencia y encierro que Berenice y yo ya estabamos viviendo... Era junio y Carmen me busco por primera vez através de un mensaje al celular.
Me sentí traicionada, ¿por qué Juan le había dado mi número? Pero ese era el modo clásico en que se hacían las cosas entre ellos. A partir de ese momento pensé que si Juan no me llamaba a mí seguro sí le estaba llamando a ella... y la odie más, pero claro, inmediatamente pensé en la posibilidad de saber sobre Juan a través de ella, lo único era que verdaderamente no estaba lista para verla. Un mes después... las cosas con Berenice se había agravado aún más: yo ya no salía, mi vida era casa, casa, y asomar la nariz únicamente cuando Berenice venía a comer y a saludarme. Me había convertido en una mujer gris y necesitaba regresarme el color así que cuando Carmen volvió a buscarme decidí hablar con ella sólo para salirme de la rutina, con la esperanza también de que ello representara un cambio en mí y por supuesto, de saber algo de Juan...
Salimos a tomar un café que ella invito porque... yo no tenía dinero. Quedamos en las inmediaciones del metro donde cada una había tomado su rumbo la última vez que nos vimos, esa última vez en que yo le aseguraba "tú y yo no somos ni fuimos nunca amigas, tú me usaste para estar bien con Juan, para tener información de él, para saber quien era yo y darle lo que según tú él quería, pero se acabo: tendrás que arreglartelas sola, porque de mi ya no vas a tener más maneras de conquistarlo. Él es un hombre único y si no te has dado cuenta después de tantos años de relación con él, de aquello que él quiere estás frita". En aquél entonces Carmen se quedo callada... y yo también: jamás supe si mi aseveración era cierta, si mi suposición de que me había estado utilizando para conocerlo e imitarme era verdad, pero ella se quedo sin palabras y minutos después yo me acabe el café y decidí pagar. Ella quiso pagar como en otras salidas lo había hecho pero me negué diciendo que para un café sí tenía dinero extendiendo el billete y demarcando entonces el fin de nuestro trato al que ella llamaba amistad. Con todo esto en la mesa... podrás comprender como aquella nueva salida de "reencuentro" tenía tintes epifanicos que ignore, que ignore porque era más mi necesidad de salirme de la rutina y más mi necesidad de tener noticias de Juan.
Con su número de celular guardado, me comunique con ella a la hora que acordada para decirle "llegué". Me dijo que estaba cerca, que venía dando la vuelta sobre la avenida que la esperara en la esquina y que su coche era blanco... ¿? ¿coche? Lo había olvidado. Cuando el padre de Juan le dio la noticia de que tenia que irse y que ya todo estaba pagado, Juan quiso quedarse por nosotros: hacía tan poco que nos habíamos vuelto a reunir, llevabamos tan poco tiempo juntos y eramos tan felices a pesar de la situación en que yo nos había metido... que él quería quedarse por mí y para mí... pero tenía que pagarle entonces a su padre lo que él había pagado para arreglar todo para su viaje... y no tenía trabajo. Hablamos de esto varias veces... yo tenía tantos conflictos al respecto: deseaba que se quedara pero igual no tenía dinero para pagarle a su padre... por otro lado si se lo pedía... si le pedía que se quedará ¿a que lo condenaba? A esa vida pinche de salarios minimos y horarios extra donde su talento de escritor y creativo no era valorado, a esa vida pinche donde ni siquiera él reconocía su valor. No, no podía ni debía pedirselo. Pero... según conto Juan en aquellas pláticas en que valorabamos el asunto, Carmen al ver la situación y su deseo de quedarse ofreció vender su carro para pagar la deuda con el padre de Juan y lograr que se quedará.
Cuando yo escuche aquello... deconfié: no podía creer en la buena voluntad de Carmen y menos sin ningún interés de por medio: sospechaba que Juan seguía teníando sexo con ella pero como no tenía ni cara ni fundamentos para reclamar jamás lo quise hacer evidente, pese a eso no podía dejar que Carmen se quedara con el honor de haber ayudado a Juan, o de habernos ayudado a quedarnos juntos, porque además, lo sabía, igualmente ella no se iba a quedar con las manos vacías: el pago de ese deuda le aseguraba agradecimiento agachado de Juan... y para como era Juan en aquél entonces, estaba asegura que Carmen obtendría ese agradecimiento contaminado de culpa. No. Definitivamente esa opción estaba cancelada. Aunque creo que el mismo Juan ya la había cancelado para el momento en que me lo conto, lo que me hacía ver que de todos modos ya había crecido.
Con este antecendente, ¿cómo crees tú que me sentiría al conocer ese carro? Fueron tantas cosas... Por un lado me sentí pequeña: Carmen tenía posición y posesión, dinero, trabajo, solvencia... yo nada más me tenía a mi misma. Subí al auto y no pude evitar estudiarlo a fondo, ¿así que este era el carro que podía haberme dado la felicidad? Era blanco y pequeño, pulcro por dentro, con sus fundas dolor domino, su estereo con mp3 y bluetooth con el que Carmen contestaba las llamadas de su celular y dejaba que todo el auto escuchara sus conversaciones. Y ella... manejaba muy bien... o bueno, al menos así me lo parecía siendo que yo no sabía manejar, pues de hecho le tengo terror al manejo porque hay que lidiar con los trailers: frente a Carmen yo era pequeña.
Aún con todo... llego el instante en que me sentí con una igual porque si bien no había tenido noticias de Juan últimamente, su ausencia la justificaba en el trabajo y la falta de dinero, y creía que su amor por mí seguía intacto, así pues yo poseía algo que Carmen no poseía: el amor de Juan, lo cual, de algún extraño modo, nos ponía al mismo nivel de grandeza. Sí...
Entonces pues al subir al auto, después de un rato me sentí comoda y poco a poco fui haciendo bromas al respecto para cortar con esa tensión que sentía: "uy, un coche, seguro me vas a secuestrar y aventar por ahí" "nomás no choques con el microbusero y emprendas la graciosa huida dejandome inconsiente" jejeje... y así.
Carmen pensó donde ir para tener buena plática y algo rico que comer y resolvio conducir a una cafetería cerca de calzada de Guadalupe, que de hecho es buena en calidad y ambiente, sip. Al principio estaba a la defensiva, pero realmente quería cambiar algo en mi entorno y poco a poco la conversación se fue dando. De ese modo hicimos un recuento de nuestras situaciones, de nuestro pasado, y lamentamos que Juan hubiese conducido las cosas como las había conducido. Luego, me hablo de Juan, de lo que sabía de él al momento y por un lado me sentí desolada y por el otro feliz: estaba teniendo noticias de él tal y como había querido pero no las estaba teniendo ni de su boca ni de sus manos lo cual era triste puesto que denotaba indiferencia hacia mí... pero entonces Carmen me ganó disculpandose conmigo y diciendome que Juan había hablado con ella muchas veces y que en todas hablaba de mí como la mujer por la que él regresaría, por tanto esta platica era para mostrarme su respeto hacia mi relación con él.
Igual de todos modos Carmen no cambiaría... y yo tampoco. A la fecha sigo analizando quien es ella y que quiere para lograr entender como fue que cambio tan rápido. ¿qué quería? ¿venganza? ¿realmente se enamoro de mí? ¿tanto Juan como yo fuimos un capricho? ¿por qué yo o por qué él? Asimismo porque fue que nosotros la metimos enmedio cada quien en un tiempo distinto...
En fin... estaba obteniendo lo que quería: noticias de Juan, pero igual el resto de mi vida no la podía dejar de lado: mi relación con Berenice seguía ahí, dañada cada vez más. En aquella plática Carmen y yo llegamos justo a tocar ese punto en el que pasados los años una frase resalta entre todas las demás, la aceptación de una idea que Pablo me había dado meses antes: "pues podrás estar con muchas mujeres, muchacha, pero finalmete tendrás que darte cuenta que tu cuerpo esta hecho para estar con un chico"... Pablo me había dicho aquello cuando le exprese mi confusión entre Berenice y Juan, y en el contexto en que me lo dijo, me decía que finalmente yo debía estar con Juan, aunque claro, fuera de contexto... la frase resulta un tanto homofobica para quien quiera verlo así (no yo, aclaro). Cuando le platique aquello a Carmen ella exclamo "vaya hasta que ese wey dice algo inteligente", continuando con el dicho de que algún´día yo repararía mi situación y podría estar en bien con Juan... Comprenderás la razón por la que aquella conversación resalta después de tantos años: el fin de semana siguiente la propia Carmen me ayudaba a echar por tierra aquello.
La noche del café Berenice vino a buscarme a casa y se encontro con la extraña cosa de que yo no estaba. Me llamo al celular y al decirle donde estaba insinuo que yo había salido con Carmen en cita amorosa... discutimos y terminamos colgando. Para mí aquello era algo sin fundamento, y según lo que decía Carmen para ella lo era también. Total, que de cualquier modo nos despedimos aquella noche en muy buena onda, le indique como salir para ir hacia su casa y me fui a dormir.
Al día siguiente recibía un mensaje de Carmen invitandome a irnos de fin de semana por sus vacaciones. Resultaba que de hecho ya tenía planes, iría con Cesar a Queretaro según recuerdo, pero querían hacerlo en el auto, primer strike: Carmen choco con su auto la noche del café enchuecando el eje, no supo entender mis indicaciones para salir y termino yendo al lado contrario y en lugar de llamarme y preguntar dio vueltas y vueltas hasta salir a Tlalnepantla donde se espanto y entre eso y la noche pego con una desviación, ella estaba bien, pero el auto debía ir al mécanico. Cesar quería ir manejando, por tanto los planes con él se cancelaron según me contó ella, así pues la segunda opción era salir a pueblear y me vio como buena candidata de acompañante, y de hecho lo era: me urgía hacer un cambio de vida...
Ya estaba conociendo a Carmen: le gustaba tener dinero, dominio y nunca preguntaba indicaciones así se perdiera, y yo quería conocerla, me parecía que era una buena manera de hacer un cambio en mí: permitirme conocer a aquella que en antaño me había hecho tanto daño... Y me fui con ella de fin de semana.
Lo único es que no contaba con que mi herida por Juan era grande: por mucho que yo creyera que era yo la única en su corazón la comunicación que mantenía con Carmen me demostraba que yo seguía en segundo lugar, y conforme fue pasando el fin de semana me vi en terreno ajeno tratandose de Juan: Carmen hablaba de él tanto, de sus gustos, de lo que él decía, de lo que habían vivido... y la propia Carmen guardaba en sí ademanes de él por tanta convivencia que me vi envuelta en un rollo de tristeza y seducción por lo desconocido de Juan, que cada vez quise saber más y más sobre quien era Juan en ojos, boca, y persona de Carmen. Cree entonces la idea de que esa era la manera en que yo podría conocer a Juan verdaderamente: através de ella y me decidí por mantenerme en contacto con ella lo más posible para saber todo sobre él.
Pero no contaba con lo que la propia Carmen estaba viviendo en sí misma. No te voy a engañar, hubo un momento en que sentí que aquél viaje no lo estaba haciendo con una posible amiga sino que con una pretendienta, tanto que me senti nerviosa y preferí ropa cubierta para alejar la idea del coqueteo de mí: asimismo me percate de como Carmen me coqueteaba pero igual creí que me lo estaba imaginando: no era posible, me entiendes? ELLA ERA HETEROSEXUAL.
Pero igual supo armarmela... Al parecer ella no se ha dado cuenta de ese poder que tiene de manipular las cosas a modo que la gente se va con ella todo porque ha sabido pegarle en una parte de las más sensibles y dolorosas, tal que en el dolor y confusión de las personas, solemos hacer lo que ella quiere o indica... y bueno, caí... De pronto la última noche antes de contarme como se estaba sintiendo hacia mí, me dijo que tenía algo que decirme que tal vez me dolería mucho... y entonces me contó que Juan había venido en junio, que la había buscado, y habían pasado juntos todos los días en que él estuvo en México... No supe que decir. Estabamos acostadas en la misma cama: tenía tan poco espacio para fingir que aquello no me había importado, pero al fin logré articular que yo lo sabía, o al menos me lo sospechaba y en mi interior me cree una mentira: "que bueno que no me busco porque si lo hubiese hecho la despedida hubiera sido más dificil, yo ya no hubiera querido que se fuera...", le dije... todo era verdad, salvo lo de que era bueno que no me hubiera buscado: habria preferido que me desgarrara el corazón con otra despedida que volviendome a poner en el lugar de la chica a la que puede dejar de ver.
Hablamos de otras cosas después de eso, y de pronto, se le ocurrió marcarle a Juan: por si fuera poco tenía su número... Yo no. Juan contesto y se sorprendio de escucharnos juntas, hicimos bromas, me aguante el llanto y el dolor y fingí, fingí, fingi pero igual no quise hablar con él. Finalmente colgaron, me quede viendo la tele y haciendome wey. Había un documental de prostitución en E.U... y sonreí... Juan me había platicado que en E.U. por la prohibición de la prostitución solían hacer redadas disfrazando a chicas policias ofreciendo servicios sexuales y pobre de ti si los aceptabas porque entonces al tambo. El docuimental justo hablaba de aquello... y por un instante me senti cerca de él de todos modos, pero era mentira: todas las cosas indicaban lo contrario.
Como fuera Carmen hizo entonces su insinuación más fuerte ofreciendome un masaje, prácticamente ordenandomelo de hecho. Me hizo voltearme, levantarme la blusa y como aquello me desconcerto, lo hice. No, no me creas que me estoy victimizando : la realidad es que cualquier cosa que Carmen haya querido y podido ocasionar yo la permiti. El punto fue que segui pensando bien de Carmen y como ella era la que que hecho estaba padeciendo de una contractura en la espalda supuse que aquello del masaje para mí era un modo de pedirme que yo la masejeara. Sí, obvio, en los ámbitos sexo-sentimentales aquello no era nada inocente, pero yo quise pensar que lo era porque de hecho no queria meterme en más problemas, aunque lo hice.
Después de haberle dado el masaje que en mí realmente tenía fines terapeuticos, pasado un rato, apagamos la televisión y luego de eso me confeso que "yo era la primera mujer que había logrado cambiarle el cassette en muy pocos días". ¿En que aspecto? pregunté ¿cómo persona? ¿cómo amiga? ¿cómo mujer? Todo el fin de semana le había hablado de como era ser yo, esta bisexual complicada y muy confundida en aquél entonces... y yo... a razón de su certificación al comentario de Pablo la creía un tanto homofoba... por lo que pensaba que si yo le había "cambiado el cassette" era porque esa homofobia se había ido. Aunque también es cierto que me temía lo que me iba a decir y hacer: "en todo" dijo, pasando su mano por mi cintura.
Aquél momento... ella lo recuerda con tanta emoción y alegría... yo la verdad lo recuerdo con molestia, tristeza y frustración. Sólo podía pensar en Juan y Berenice, en cuanto Juan me estaba mintiendo y en cuanto quería vengarme de Berenice. Así pues, corresponderle me parecía una salida fácil, una salida fácil para salir de esos circulos en los que ellos me habían metido... (o más bien, en los que me había metido con ellos) y lo pensé, callada, callada. ¿Te moleste? Me pregunto. No (no! con quienes estaba molesta era con ellos, con ellos!) Si no quieres no te estoy obligando, eh, me dijo. (Ja...) No, no es eso, es todo lo que traigo, todo lo que ya te hable, si lo hago no hay vuelta atrás. Respondí. Y ella dijo: es cierto...
Lo mejor hubiera sido que de ahí yo ya no hubiera seguido adelante, pero me preguntaba tantas cosas. ¿Cómo se sentiría estar con otra mujer que no fuera Berenice? ¿Cómo se sentiría hacerle lo mismo que Berenice me hizo a mí? ¿Cómo sería tocar el cuerpo con el que Juan había estado en lugar de estar conmigo? ¿Que le veía? ¿Qué tenía ella que no tuviera yo? ¿Por qué ella y no yo? ¿Porque regreso y la busco a ella y no a mí? Así que con enojo, tristeza, sed de venganza, confusión, dolor, y preguntas y preguntas la besé, la desvestí, me desvestí y tuve con sexo con ella.
Mientras lo hacía casi todo el tiempo mantuve los ojos cerrados y busque no cruzar la mirada con ella. Mientras lo hacía pensaba que distinto era a como solia serlo con Berenice. Mientras lo hacía pensaba que Juan habia tocado esa piel y era al mismo tiempo una competencia con él y una búsqueda de él que duró hasta que termino... Le había vendido mi alma al diablo: me presento el contrato y yo lo firme.
A la mañana siguiente Carmen se veía feliz, nos bañamos juntas pero para mí fue rarisimo, acostumbrada a buscar los lunares de Juan entre el agua y nuestras risas, bañarme con Carmen casi en silencio y de un modo tan impersonal... me hacía darme cuenta cuando el sexo se llama sexo y cuando se le llama hacer el amor... Yo no había hecho el amor.
Salimos del hotel, desayunamos, platicamos... yo no tenía muchas ganas de hablar del asunto. Más bien tenía ganas de que ella se diera cuenta que todo había sido meramente sexual y que se hiciera cargo de ella misma, y bajo eso conduje toda mi conversación. Regresamos hasta la tarde del lunes, regresamos aunque ella quería quedarse otro día. Poco después de haber salido de la terminal Berenice me llamaba preguntandome si había tenido sexo con ella lo que obviamente no pude negar: mi relación con Berenice se iba al caño...
Carmen me acompaño hasta mi casa y aún fuimos a tomar un café. Tras la llamada y reacción de Berenice pensé que aquello era lo mejor... pero a Juan seguía sin querer perderlo... mi enojo se había ido, después de mis acciones cómo no? Aquella noche de venganza iba a joder mucho pero rogaba porque él me perdonara... Pasaron muchas más cosas en mí antes de que yo decidiera tener una relación propiamente dicha con Carmen, pero lo único con lo que te quedarás por hoy es que Carmen supo darme buenos intercambios de información a cambio de mi cariño. Era curioso, y quiero pensar que nunca supo lo que hacía, pero toda vez que saliamos, antes de abrazarme o hablarme de amor me hablaba de Juan, de como era de niño -más bien adolescente-, de como lo conocío, de como se comportaba... y yo era feliz con esos datos... tan feliz que lo agradecia con un beso que ella poco a poco transformo en una relación y yo lo permití con tal de seguir sabiendo de él.
Me parece que aún no lo entenderías... pero no importa, finalmente este es sólo un fragmento de como ha sido la cosa con Carmen. Tal vez no lo entenderás hasta que no te platique todo pedazo a pedazo, pero eso sí, te tengo que confesar algo más... creo que, ante todo, lo que siento por Carmen es miedo...
El último reclamo que Juan me hizo fue "¿y tú que me desmostrabas? ¿Que te importaba más Carmen?" Ja... no supe como rebatirselo pero sabes? aquello que él interpreto como más importancia en realidad era miedo, es miedo. Miedo de los gritos de Carmen, de sus chantages, de sus reproches... A pesar de que decidi tener relación con Carmen para conocer más a Juan y por tanto estar más cerca de él, al momento de realmente estar al lado de Juan, ya fuera por llamada, chat o video llamada temía que ella descubriera mi felicidad y me agrediera y entonces, por mi propio bienestar, buscando evitar sus maltratos, le decía o pedía a Juan dejar las cosas para otro momento... ¿de donde salio ese comportamiento mío? Aún no lo sé... ¿quien era o es Carmen para determinar lo que yo haga con mi tiempo y mis ganas? ¿que representa dentro mío? No lo sé. Lo único que sé es que eso fue lo que me costo el desamor de Juan... y por más que me duela tengo que enfrentarlo y hacerme responsable de ello para repararlo y jamás volver a permitir que me vuelva a suceder por mi bien.
Duele, sabes? Pero como ya dije en algún otro lugar prefiero comenzar a hacerme responsable de los resultados en mi vida y comenzar a dejar de sentir que Juan tiene toda la culpa... Por cierto... tengo algo que enseñarte :) , dale un vistazo a este sitio: Bitácora de las cosas que no te importan . He decidido dejar de esconderlo. Je... Ya luego te platicaré de las razones por las que lo cree, aunque creo que la descripción dice mucho de ello, también te platicaré de un proposito que me he hecho, un proposito que comenzó de hecho el día de hoy.
Me despido por ahora. No sabes cuan dificil me ha sido hablarte de esto... y eso que aún no te hable de todo, pero ya lo haré, ya lo haré. Te quiero! Te mando un besote. Gracias por escucharme. Te dejo con una canción que por ahora me reconfortará un poquitín.
Por cierto, checa tambien el blog de La otra parte, realmente no le he metido muchas cosas buenas, pero estoy segura que hace un rato que no lo has visto. Ahora sí. Cuidate. Te quiero mucho!!!