domingo, 16 de julio de 2023

Modo vato

 Estar en "modo vato" significa descuidarme a lo pendejo. 

Que me valga madres lo que siento porque ya no estoy segure si lo siento, porque llorarlo o siquiera platicarlo no va a cambiar nada, ¿para que sacarlo entonces? ¿para que escribirlo? 

Los brazos se me derrumban: un poco más de dolor siempre es soportable... 

Eso, hasta que desapareces. Hasta que de ti solo queda tu recuerdo nombrado en labios de otros.

He sido un recuerdo hasta ahora, pero, ¿eso quiere decir que existo, que existía en aquél entonces? 

Todas me nombran y me esperaban y yo sólo quiero pasar desapercibido. 

Que nadie vea.

Que mi participación sea silenciosa, ser un respaldo, un tramoyero. Ni siquiera contar historias, asistirlas: yo no soy la historia, en mí no hay historia que contar... ¿O la hay?

-Khila

sábado, 1 de julio de 2023

Little mouse

Entonces, él  dijo "bajate de los tacones"... 

Era un reto... Ni siquiera pensabamos que lo pediría... ni siquiera recuerdo los eventos que nos llevarían a aquello, ¿le había permitido leer alguna entrada en mi diario? Le había dicho aquello de manera casual? Esto, de que mis tacones eran mi armadura y que sólo... * ruido * alguien  *ruido*  me lo pediría...

Y él lo hizo, así, tan a la ligera, como si no importara, poco después de haberselo yo enterado... Me congeló, pero por distintas y tan variadas razones...

Su voz, suave y al oído... más que una petición, más que un modo morboso de investigar algo... era el compas exacto que me hizo temblar desde el pubis. 

No pude evitarlo: mi cuerpo se movió solo. Desde mis pies hasta la punta de mis cabellos sabía que él cumplía con todos mis requisitos: el cuerpo sólo ejecutó la orden de bajar las defensas al encontrarlo.

Y justo al bajar de mis plataformas de plástico blanco nacarado, por un momento miré al suelo y recobré "la cordura", el control. 

Me sabía indigna, me creía indigna de estar a su altura. Además... él no sabía lo que para mi "bajarme de los tacones" significaba, estoy segura, aún al día de hoy estoy segura... para él era una broma, un modo de tomarme el pelo, de burlarse de mis niñerías, de mirar hasta donde podían llegar mis palabras...

Y no esperaba que me bajara por él, que por él me quitara la armadura. Yo tampoco lo esperaba, al menos no la reacción tan pasiva de mi cuerpo.

Como pude, mientras miraba el piso, use mi vergüenza de verme expuesta y la convertí en indignación.

De un movimiento tomé las plataformas y tomé impulso para moverme "molesta". Caminé descalza varios pasos... hasta que me di cuenta que caminaba en dirección contraria a las escaleras... Me molesté más y furiosa de la vergüenza me volví a poner los zapatos...

Imaginé que pasaría a su lado y podría irme con dignidad, pero al voltear él sonreía con un rostro confundido de ternura, compasión y sorpresa...

El recuerdo se vuelve difuso a partir de ahí. 

Siento, creo sentir, el como me tomaba del brazo a mi paso y sin parar de reir intentaba detenerme. Creo, siento... que me sentí más avergonzada y por tanto enojada y le lance un "¿qué? quieres que lo haga de nuevo?" Y me volví a bajar de los tacones, como queriendole restar importancia, pero yo sabía que esa era mi voz desobedeciendo y mi cuerpo actuando por su cuenta de nuevo.

Sé... siento... que alguien nos encontró en ese forcejeo cariñoso pero confundido... Tal vez Carmen... tal vez Marisol... Una era muy inconveniente, la otra era demasiado juiciosa... 

Mi cuerpo reacciona con adrenalina ante el flashback... Fuera quien fuera... debió ser una situación difícil de disimular y... dificil de asimilar... 

Marisol nunca perdía oportunidad de "aterrizarme a los hechos" siempre de la manera más cruda pero velada en donde yo salía abandonada... Carmen insistía en tratarme como amiga y mejor amiga de él, a modo de asexualizarme o infantilizarme de modo que ella -junto con él- tuvieran que cuidarme.

Y quien fuera, para mí, fue como que me encontrarán extendiendole  mi declaración de amor.

Jamás me perdone tal torpeza, la de permitirle mostrarle que por él sí me permitiría ser vulnerable: Sin la postura erguida que me obligaban a poner los tacones, sin las gabardinas que me permitían esconder mi dismorfico cuerpo, sin los sarcasmos que la gente en la Universidad me obligaba a usar sin cesar...

Con él... quería ser sólo yo, a mi tamaño... 

Y cuando baje de los tacones y miré su altura, no pude creer que eramos prácticamente iguales... No podía ser... 

Yo nunca podría ser su igual: yo era un pequeño ratón asustado, que sólo esperaba a que alguien lo rescatara. Él era algo más grande.


- Kokoro-