Me voy agrisando poco a poco, mi vida es... Como un montonal de capullos de flor que esperaban el sol, la primavera, agua...para poder abrir y ser: se marchitaron esperando.
Siento como la piel se me cuartea, la boca se me seca, mis intestinos se pudren, mis recuerdos se congelan y van desvaneciendose, mis sueños, anhelos, deseos y esperanzas se transforman en piedra -pesada, pesada: me pesan. Tal vez sin ellos...-
Me vuelvo gris.
Estoy a medio luto desde hace unos años: él no quiso matarme, en su lugar me dio regalos, cuidó de mí, me habló bonito. No quiso matarme, no de un tajo, en su lugar fue cobarde: ha estado cortando nuestro lazo pacientemente con un pétalo suave, terso y que sin embargo ya cortó.
Muero poco a poco, me mata poco a poco, es también mi elección: no quise alejarme a tiempo, no quise quitarme de ese camino, pensé -tonta- que algo maravilloso junto a él esperaba al final. No es así.